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domingo, 29 de septiembre de 2013

Una degustación íntima con Matías Michelini

Estoy convencido que degustar vinos con sus hacedores, es una de las experiencias más enriquecedoras que un winelover puede tener. Decir a la cara y con fundamento, lo que nos parece tal o cual vino, debiera ser una obligación para los que comunicamos de manera independiente.
Hace algunos días tuve la oportunidad de juntarme otra vez con Matías Michelini en una degustación bastante íntima. Fue organizada por Martin y Noelia de la vinoteca Ozono y solamente para miembros de la cofradía de enófilos FLT, que integro desde el año 1998 y para la cual este joven enólogo ya ha realizado 2 vinos personalizados.
En ésta ocasión pudimos degustar nuevas cosechas de Passionate wines y otras etiquetas en las que Michelini participa de manera activa. La experiencia fue de lo más entretenida y siempre me queda la sensación que con éste enólogo, lo mejor está por venir.
Arrancamos con los blancos que hace para su emprendimiento de Passionate wines, donde siempre se destaca el bajo alcohol, la mineralidad y la acidez como hilos conductores. Semillon| hulk 2013 es un blanco sencillo y directo, nada para pensar, 2 o 3 descriptores y a la bolsa, vino de sed ideal para el aperitivo. Verdes cobardes 2013 es un blend blanco que enamora a todos, tiene buena intensidad aromática, equilibrado, armonioso y con un paso por boca elegante, destaca la frescura y la mineralidad, todo en su punto justo. Agua de roca 2013 es otra cosa, en esta edición el vino es una navaja, austero y complejo, tiene de todo pero en un punto casi imperceptible, un vino con aristas, imperfecto y adorable, es de esos vinos que te llevan puesto, Matías ha logrado en esta cosecha plasmar toda la mineralidad de Gualtallary, sumando aspectos vegetales y frutales de mucha complejidad, muy bajo alcohol y una acidez tremenda, para mi modo de ver es la mejor edición de todas y el mejor sauvignon blanc de Argentina, comparable al grandioso Casa Marín cipreses trasandino.
Llegó el turno de los tintos, y arrancamos con uno de mis preferidos: Punta negra pinot noir 2012 es de esos pinots bordoleses a los que no estamos acostumbrados en Sudamérica, si bien tiene un tostado de su crianza en tonel, el vino se comporta de una manera exquisita, tanto en nariz como en boca, es de una fluidez poco usual, siempre apuntando a la mineralidad y la acidez como pilares fundamentales, es uno de los pinots que mas me gustan de Argentina. Llegando los bárbaros 2012, es un malbec del valle de Casablanca, criado en tinajas de greda centenarias, un tinto para beber de a litros y con un concepto de vino desnudo, destaca la fluidez y la personalidad del terroir trasandino, un tinto fresco con mucha personalidad, aquí es amor u odio, en mi caso amor. Diverso Merlot 2012 es un tinto que a mi modo de ver, todavía le falta afinamiento en botella, lo sentí un tanto astringente y desequilibrado, tiene cosas que me hacen pensar que puede estar mejor en un par de años, pero al día de hoy se me hace difícil disfrutarlo. Diverso sirah 2012 logró conmoverme, es la primera vez que siento un sirah argentino de clima frio, si bien esta algo cerrado, tiene muchas cosas que me seducen, la fruta fresca, la cal, la acidez, el nervio, un vino disfrutable y con gran futuro, pero sobre todo, algo diferente a lo que hay en la cepa en el mercado. Eterno retorno 2012, es un bonarda de primera clase, casi que no parece bonarda, un tinto que tiene todo que me gusta y todo lo que no me gusta para la cepa, pero en este caso la madera y la alta concentración, son factores que suman al conjunto general, un bonarda alta gama que va a gustarle a todos. Superuco 2011 da la talla de un clase mundial, las mejores uvas de Gualtallary combinadas con barricas taransaud t5, dan como resultado un tinto que se las trae, mucha complejidad tanto aromática como en boca, para comprar y guardar e ir disfrutando año a año.  Malbon 2011, blend de malbec y bonarda de la mejor selección de Tupungato, mucha barrica, mucha concentración, mucha complejidad, otro de los vinos que me enamora y me pone incomodo, porque tiene cosas que me gustan mucho y otras que me disgustan, en el balance general es de los vinos que compro y apuesto a un futuro promisorio.
También pudimos probar un tinto que preparó Michelini para los 10 años de la vinoteca Ozono, en el que Martín y Noelia realizaron el corte final, si bien lo note algo astringente, se siente muy fino y elegante, predomina el Sangiovese con porcentajes menores de Malbec y petit verdot, muy bien por los chicos que armaron el corte que los representa.
Lo que me gusta de Matías Michelini y la razón por la cual sigo todos sus vinos, es por el hecho que el tipo no se cierra en un solo estilo, tiene la capacidad de seguir buscando, seguir ensayando, no quedarse pegado al supuesto “éxito”. Para quien no entienda o no lo conozca, puede creer que su portfolio es errático, muchas personas me han dicho que adoran algunas de sus etiquetas y aborrecen otras, pretenden que exista una uniformidad de criterios, que todos los vinos se parezcan. Eso es lo que lo hace valioso, este tipo es diferente, en sus proyectos personales hay de todo lo que a él le gusta y les aseguro que son muchas las cosas que le gustan. Michelini habla de él a través de sus vinos, existe subyacentemente en un estadío con las etiquetas que presenta. Es parte de una filosofía difícil de entender si no se conoce mínimamente al personaje. En el mundo de este joven enólogo, conviven en armonía un malbec de Chile criado en tinajas centenarias y un súper malbec de Gualtallary criado en las barricas más selectas de Francia, para él tienen el mismo valor, la misma importancia. Para mí, también. Pero eso parece muy difícil de entender para el gran público. Es meramente una cuestión filosófica.


A prepararse porque según lo que nos contó, hay muchos más vinos por venir, espero con ansias una nueva reunión con Matías Michelini.
La misma degustación en la letra de mi amigo Fernando Musumeci aquí
La misma degustación en la letra de mi tocayo de Vinarquía aquí