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martes, 22 de septiembre de 2015

Chacra Cincuenta y Cinco 2014 Pinot Noir. Ahora si Piero, ahora si

La receta parece ser muy sencilla. Tener muchos millones para dilapidar,  hacerse de muchas hectáreas de viñas añosas de alta calidad en un paraje único e irrepetible del planeta, contratar a los mejores ingenieros agrónomos, a los enólogos rockstar mas renombrados, sumarle flying winemakers de primera línea, marketing, garketing, dumping y todo lo que se te ocurra. Si tienes la chequera de Dios, todo es posible o eso pareciera.

Pero no, resulta que hay cosas que no se pueden. Ni con todo eso uno podría jugar a la pelota como Riquelme o como Messi. Hay cosas que son fortuitas y también por qué no, hijas de un entendimiento que pocos llegan a tener.

Pero hacer un vino, resulta algo seductor, de ello dan cuenta decenas de rockstar, empresarios, directores de cine, personajes de la realeza, plebeyos antisociales, actores holybudences, deportistas, garcas profesionales, etc.. Parece fácil, pero no lo es.

De ello da cuenta también, el personaje del que me quiero ocupar hoy día.

Piero Incisa della Rocchetta, es descendiente de una de las familias mas poderosas y prestigiosas de Europa. Una familia ligada a todo lo que se te ocurra, desde Sumos Pontífices hasta generales romanos o porque no, desde la fontana di Trevi a Sassicaia.
Gracias a  Hans Vinding-Diers y su esposa Noemí Marone de Cinzano, Piero se entusiasmó con un pinot que le dieron de probar, en el que Hans asesoraba a los Canale. Y quien no, en esos años algunos pinots de Canale eran de la puta madre y valían nada.
Vaya a saber si por la herencia de su abuelo criador de caballos, creador del mítico Sassicaia y amante de los grandes pinots borgoñeses, a Piero le vino la idea de hacer el mejor pinot del mundo, en un paraje recóndito y único de la tierra luego de probar aquella maravilla. No lo culpo, si yo pudiera, también me iría a Jesi para hacer el mejor Verdicchio dei Castelli que mi Nonno Fiore tanto adoraba.

La historia es larga y se puede buscar por internet, pero en resumidas cuentas, este señor se compró unas buenas viñas añosas del año 1932 y luego sumo otras del año 1955 y siguió plantando pinot y merlot. Los resultados eran óptimos, pero no llegaban a complacer a todos. Es complicado hacer pinot, es mas complicado hacer pinot en Sudamérica, es aún mas complicado hacer pinot en Argentina y competir con Malbec. El argentino no toma pinot y tampoco paga caro una botella de esta cepa. El cuadro se complica y hay que salir a venderlo afuera y competir con los gran cru, los 1er cru, los americanos, los neocelandes, etc..

En este proceso de casi una década, Piero logró hacer pinots de primera calidad, caros y que no terminaban de convencer, ni a los puristas, ni a los pinoteros nuevo mundo.
En algún punto sentí que se le había dañado la brújula, como por ejemplo en el Chacra 32 cosecha 2011. No podía entender como, después de filosofar con las mejores vides del mundo, el paraje mas recóndito y único de la tierra, la biodinamia, la luna, el sol, los micro organismos, las levaduras indígenas, el día raíz y la mar en coche…se te había pasado de madera y el pinot mas caro y exclusivo de Argentina, tenia gusto a barrica nueva. Mi decepción fue sórdida, me puse por 5 minutos en la piel de Piero y pensé, si a mí me pasa esto, me corto las venas con una criollita húmeda.

Desde hace muchos años soy defensor de los vinos de  Hans Vinding-Diers, siento que con los años el tipo fue entendiendo el terruño y la cepas que vinifica, cada año mejora y sabiendo que está en el proyecto Chacra, intuía que algún día encontraría la manera de expresar ese terroir en el malbec y en el pinot, como no se puede dar en otro sitio del planeta.

Sigo los vinos de Chacra desde hace años, Barda y Mainqué siempre me han resultado muy agradables pero con los Chacra 55 y 32 siempre me encontré en problemas. Más allá de que no me resultaban placenteros 100%, encontraba en ellos algo particular y único,  había en esos vinos algo embrionario que en algún momento vería la luz.
Hace pocos meses pude probar Chacra 55 2013 y noté un cambio asombroso. El vino ya no tenía gusto a madera, reconocía el mismo paso por boca que en ediciones anteriores, pero de manera más gentil y armoniosa. Hace unas semanas pude probar en una degustación Chacra 55 2014 y a la semana siguiente la misma añada en casa, tranquilo y atento a todo.

Chacra 55 2014 es a mi humilde modo de ver, la bisagra del pinot de alta gama de Mainqué. Un pinot que sabe a fruta y a tierra, que no peca de dulzor ni de barrica. Frutal, seco, acido, gentil, equilibrado, con un largo de boca increíble. Solamente pinot noir de un sitio único e irrepetible. Me recordó en su esencia a Montsecano y Little Quino por la emoción que me causaron al probarlos. Me bebí la botella entera yo solo, en unas 3 o 4 horas. Fue puro placer y regocijo, una cita íntima conmigo mismo y el pinot noir patagónico.
Brindé por Hans, por Piero y por los 4 de copa como yo que nada sabemos. Y aunque nada entiendo, sentí íntimamente por un momento, que habíamos encontrado eso que tanto estábamos buscando al sur del Rio Colorado.

Ahora si Piero, ahora sí.
Salud!!!